Es normal que como madre o padre empieces a hacerte preguntas. ¿Por qué mi hijo no habla aún? ¿Por qué evita mirar a los ojos? ¿Por qué parece estar “en su mundo” o se enfada con cosas pequeñas? Estas dudas no te hacen débil ni exagerada: te hacen presente. Y a veces, también te hacen sentir sola.
Este artículo es para ayudarte a comprender qué es el autismo y a reconocer las señales tempranas en la infancia, sin alarmismos, pero con la información y la empatía que muchas familias necesitan en ese primer momento de confusión.
¿Qué es el autismo?
El autismo, también conocido como trastorno del espectro autista (TEA), es una forma de neurodivergencia que afecta la manera en que una persona percibe, procesa e interactúa con el mundo. No es una enfermedad. No es un castigo. Y sobre todo, no es una sentencia.
Se trata de un desarrollo diferente del cerebro, que puede impactar en áreas como la comunicación (verbal y no verbal), las interacciones sociales o el comportamiento y los intereses
Pero es importante decir con claridad también lo que el autismo no es:
❌ No es un problema psicológico.
❌ No es algo que se “cura” ni se “arregla”.
❌ No es resultado de una mala crianza.
❌ No es una tragedia.
El autismo no necesita ser corregido, sino comprendido y acompañado con respeto. Cada niño autista es único. No hay una sola forma de ser autista, y por eso se habla de un “espectro”. Lo que necesitan no es que los cambiemos, sino que los escuchemos y les demos un entorno donde puedan crecer siendo ellos mismos.
¿Cuáles son las señales tempranas en niños pequeños?
El autismo puede manifestarse de muchas maneras, y no todos los niños muestran las mismas señales. Pero algunas de las más comunes entre los 12 meses y los 3 años son:
-
No responde cuando lo llaman por su nombre
-
Evita o sostiene poco la mirada
-
No señala objetos para compartir interés
-
Tiene retraso en el lenguaje o no habla
-
Repite ciertos movimientos (aleteo, balanceo, girar objetos)
-
Se muestra muy sensible (o poco reactivo) a ruidos, luces o texturas
-
Juega de forma repetitiva o poco imaginativa
-
Le cuesta adaptarse a cambios o nuevas rutinas
Importante: una sola señal no significa autismo. Pero si sientes que algo “no encaja” o que tu hijo se comunica de forma diferente a otros niños de su edad, escucha esa intuición. Pedir orientación profesional no es saltar a una conclusión, es cuidar con conciencia.
¿Cuándo consultar?
Cuanto antes se comprenda cómo funciona tu hijo, antes podrás acompañarlo desde su verdadera forma de sentir y vivir. No se trata de diagnosticar por miedo, sino de mirar con amor y claridad.
Podés hablar con un pediatra de confianza, un psicólogo infantil, un neurólogo especializado en desarrollo o un equipo interdisciplinario de evaluación temprana.
La evaluación profesional no busca etiquetar, sino ofrecer herramientas que ayuden a tu hijo a crecer con apoyo y a vos, como madre o padre, a sentirte menos sola en el proceso.
Este espacio existe por y para vos
Cada camino con un hijo autista es diferente. Para algunas familias será más sereno; para otras, más difícil y solitario. No hay una única forma de vivirlo, ni un único ritmo para aceptarlo, aprender o reorganizarse.
Este espacio existe porque sé —por experiencia propia y por años acompañando a otras madres— que la información no siempre llega con amor, y que el amor, sin herramientas, a veces se desgasta en silencio.
Por eso Kaynizen y mis libros nacen con una misión clara: acompañar, concienciar, compartir y sostener. Son para esas madres que aman a pesar de todo, que luchan contra la desinformación, que defienden a sus hijos incluso cuando el entorno no los comprende. Este espacio es para vos.
No estás sola.
Y criar distinto también es criar con coraje.
Emmy Lys
Maestra de educación especial.